El deseo de ser infierno

El deseo de ser infierno - Antonio Laguna

Cuando llegó el texto de Zo a mis manos y lo leí por primera vez lo primero que me cautivó  fue como Zo había construido una trama compuesta por los desheredados, los que viven al margen de la sociedad normalizada.

Pero aún más me cautivó en el plano expresivo, la fuerza poética del texto, el comprobar como en la obra de Zo los personajes marginales son capaces de sacudirnos el corazón,  el texto es capaz  de emocionarnos ante la brutal belleza que desprenden las palabras que Zo coloca en boca de los marginados.


A la hora de elegir la puesta en escena  no dudé en plantearme como la sociedad “normalizada”  nos plantea un discurso aparentemente racional  que en muchas ocasiones ahoga y excluye otros discursos  infinitamente hermosos por no producirse dentro de sus márgenes, o en el mejor de los casos, como ésta sociedad fagocita estos discursos “corrosivos” y los “controla”


Subyace en toda la puesta en escena temas tan universales  como la inocencia, el deseo y el sexo.
La inocencia como la capacidad de crear belleza en las condiciones más brutales.
El deseo infinito que el ser humano tiene de superarse en las condiciones más adversas.
Y el sexo  como motor que nos hace realizar las acciones más bellas o más abyectas.
En definitiva con la puesta en escena de El deseo de ser infierno pretendemos  emocionar al público a través de  un golpe de belleza brutal.


 


SINOPSIS

Dos mundos fronterizos se muestran ante el espectador. Por un lado el mundo de los chavales de Mettray, que han pasado por la frontera del “mal” y que viven azuzados por los guardas de nuestra sociedad para recuperar el estatus de normales.

Por otro lado
el mundo del circo de Buffalo Bill, el mundo de los excesos del salvaje oeste, el mundo de los excluidos (indios, ladrones, pistoleras…) hechos protagonistas de un circo que triunfó por todo el mundo.

Jean el delincuente de Mettray, y Calamity, la pistolera del salvaje oeste, se encuentran en el circo montado cerca de Mettray. Allí brindan con sus fantasmas, intercambian sus bellos y excluidos mundos interiores, y comparten sus corazones en la frontera.

 ¿Por que El deseo de ser infierno?

El actual sistema de vigilancia y control de la sociedad (capitalista, consumo, mercados) especialmente en la infancia (reflejada en la educación infantil familiar y escolar) y en la mujer (reflejada en la moral) castra el talento y el desarrollo íntegro de muchos de sus miembros y con ello niega la posibilidad de una mirada nueva del mundo.


Con su genial texto, Zo Brinviyer nos situa en las fronteras don
de no nos gusta vernos, fronteras que nos obligan a realizarnos planteamientos éticos que nos descolocan, nos obligan a rehacer nuestra moral, y nos obligan a mojarnos, o bien a salirnos del teatro.